2016 Diciembre, Escuela de Santo Domingo.

Escuela N° 526 de Santa Domingo:

Hace unos 15 años más o menos, el paraje que da el nombre a esta escuela tenía una población mayor a la media que se da en el monte santiagueño, y que asciende a 2 personas por km2. Tan era así que hace menos de 10 años construyeron la nueva escuela, dejando el antiguo edificio, ya muy destruido, a unos metros. La nueva construcción se hizo entre la vieja escuela y la antigua y pequeña capilla que tiene como patrono a Santo Domingo. Nos cuentan que en esos tiempos, las fiestas patronales de este lugar recibían a cientos y cientos de personas, momento social de gran importancia, y que se desarrollaba durante toda una jornada.

Hoy el paraje está casi deshabitado, con poquitas familias viviendo en el mismo, que viven casi en su mayoría de la poda y hacer carbón. De ellas, las que tienen niños los envían a esta escuela, y la totalidad de su alumnado es de 7 niños y niñas. En Inicial tienen un solo alumno; los otros cursan el nivel Primario.

El viernes 2 de diciembre, luego de 45 km de ripio y 15 de tierra (es de los caminos más complicados que debemos transitar para llegar a alguna de las escuelas), llegamos a la mañana temprano y nos recibieron los alumnos, la maestra de Inicial, el maestro director, y una de las familias de los chicos. Son tan cálidos y buenos, varios de ellos viven en una pobreza difícil de llevar, los docentes recorren más de 60 km cada uno para dar clase… es gratificante compartir aunque sea un rato con ellos.

Tomamos juntos unos mates con bizcochos, los chicos desayunaron, y charlamos un rato de diferentes cosas de la vida. Cuánto tenemos que aprender de ellos, de su simpleza, de su calidez, de su alegría de compartir…. A veces no nos damos cuenta de todo lo que tenemos…

Luego les entregamos un par de zapatillas a cada alumno, premiando su esfuerzo del año. Además, entregamos a cada familia, incluidas las de los docentes, un pesebre y bolsas navideñas. Para el Jardín, llevamos unas bolsitas con material didáctico que utilizarán el año que viene. Les agradecimos por recorrer el camino de la vida; ellos agradecieron infinitamente la ayuda de la fundación; enviaron saludos a Germán y su familia pidiendo todo el bien para ellos; y rezamos juntos la oración del pesebre.

Rocío, la alumna que tiene una beba con la cual va a clases todos los días, estaba contenta y nos dijo que su hijita está bien, que pudo hacerle en esos días los controles médicos, y que sigue creciendo saludable.

Por si esto fuera poco, nos prepararon unas empanadas para compartir, lo que tuvimos que hacer medio rápido ya que se estaba largando a llover, y si caía mucha agua, no íbamos a poder salir del paraje para llegar al ripio y transitar más tranquilos. Cálidamente nos despedimos esperando vernos el año que viene, y deseándonos lo mejor para las fiestas.