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2017 Mayo, otro viaje con los médicos de la UBA.

Luego del primer viaje de los médicos en marzo, en el que se cargaron los datos de los chicos en fichas en papel, se terminaron de cargar dichas fichas pediátricas durante el mes de abril.

En la primera semana de mayo nos reunimos con los profesionales de salud que visitarían las escuelas en Santiago del Estero. El doctor Juan Molinos comentó varias cosas del primer viaje, y marcó algunas cuestiones a tener en cuenta. El equipo de médicos que viajaría estaba conformado por Paulina Aguirre, Guadalupe Nuñez Manterola y Manuel Escudero. Se le explica a qué se compromete la fundación en este viaje respecto a ellos, y que se les pide que puedan atender intensivamente a todos los chicos de las comunidades educativas que nosotros asistimos. Comentamos cosas del viaje pasado, planteamos algunas mejoras, sumar aspectos, llevar material para realizar talleres sobre alimentación saludable y vectores peligrosos. Armamos luego la agenda del viaje, que terminaremos de redondear con la doctora Wede, y la compartimos con cada miembro del equipo. Imprimimos un juego de cada taller para dejar en las escuelas.

Los médicos hacen la medición de peso, altura y talla, y controlan las vacunas. Consultan con los chicos y sus familias sobre alguna cuestión en particular a tener en cuenta, y plantean tratamiento o derivación. Receta Claudia los medicamentos cuando se cree conveniente, ya que tiene matrícula en la provincia de Santiago del Estero.

Cada grupo aporta y suma al proyecto. La disposición a escuchar y tomarse el tiempo necesario para ver a cada familia, ha sido uno de los puntos más altos de este grupo.

Además, completaron detalladamente los datos de las fichas de cada chico, llenando de más elementos las mismas para el seguimiento a futuro de cada uno. El llenado de las fichas lo hicieron directamente en la computadora, lo que permite un más claro y completo registro.

Sugieren los médicos que visiten un pediatra o un médico generalista.

La primera escuela que visitamos fue la de Santa Rosa de Casares el 8 de mayo. Los médicos dedicaron mucho tiempo a cada familia que atendieron, se sintieron muy bien recibidos, y ya en esta primera escuela que ellos visitaban, desearon poder sumarse otra vez y volver para seguir participando de este proyecto de la fundación, en conjunto con la Universidad de Buenos Aires.

En la atención a los niños, comenzaron a ver y destacar el tema de la obesidad infantil, y solicitaron a las familias si pueden variar algunos alimentos en sus dietas, en particular ir sacando las harinas de las mismas.

Acondicionamos una de las aulas para transformarla en consultorio, donde Paulina, Guadalupe y Manuel, atendieron hasta la tarde, con un corte para almorzar. La gente entusiasmada esperó para que puedan atender a todos los chicos. Luego, recorrimos unos 250 kms para llegar a la casa de la fundación en Villa Figueroa, para descansar y al otro día recorrer varias escuelas.

El martes visitamos con los médicos las escuelas de Santo Domingo, La Candelaria y Yacu Hurmana, terminando bien tarde de atender a todos, con la paciencia de los papás para esperar su turno.

Existe en la provincia de Santiago del Estero el Programa del Ministerio de Salud llamado PROSAME, a través del cual un grupo de profesionales de salud visitan las escuelas para revisar a los chicos. En general no visitan las escuelas de la zona, aunque deberían, y en esta hace dos años que no vienen. Piden los datos desde el hospital de La Cañada, pero no aparecen.

En la escuela de La Candelaria están tratando de mejorar la alimentación de los chicos: comen fruta 4 días a la semana; verduras todos los días en las comidas; así como la carne, que varía en pollo y carnes rojas. Como lo que les entregan de la empresa Tecnofood para el desayuno sobra en cantidades, les arman bolsitas con mix de cereales para que se lleve cada alumno a su casa 3 veces por semana, varias veces con una bolsa de leche. En Yacu Hurmana, como en la mayoría de las escuelas, apareció el tema de la obesidad en los niños, con la insistencia de los médicos en que bajen el consumo de harinas.

Para la fundación es interesante este dato ya que nos hace repensar lo que les compramos para los almuerzos. Siempre nos planteamos cómo mejorar la compra para que los alimentos y su cocción sean más saludables, y con este dato seguimos aprendiendo para acompañar a las escuelas a seguir cocinando en esta línea sin tantos hidratos de carbono.

Ese día la doctora Wede buscó en la capital a Nicolás, ingeniero del Hospital Garrahan, y lo llevó al hospital de Suncho Corral para evaluar su capacidad tecnológica y las posibilidades de conectividad, para avanzar en el envío de tecnología a ese hospital.

Desde el miércoles 10 en adelante tuvimos que ir haciendo modificaciones según surgían los cambios en la posibilidad de atender.

Llegamos temprano el 10 a la escuela de Tiun Punco todo el grupo de la fundación más los médicos. No pudimos realizar la atención en salud de los chicos. La razón fue que Silvia, la directora, nos comentó que la nueva supervisora de esta zona prohibió la acción de personas externas a la escuela, sean profesionales u organizaciones. Conversamos con ella con el grupo de médicos y rotantes, y se decidió no avanzar en hacer algo que la supervisión no esté de acuerdo. La doctora Claudia le propone presentar una carta con la explicación de que el grupo los visita por un convenio entre la Universidad de Buenos Aires y el hospital de Suncho Corral, y Silvia dijo que va a ir a ver a la supervisora para explicarle y hacer todas las presentaciones necesarias para que apruebe la visita de los médicos y la atención de los chicos. La burocracia frenó nuestra actividad, y como en muchos casos, complica la tarea de ayudar. Me comentó la directora que los alumnos habían venido muy limpitos ese día para que los atiendan.

Lo de Tiun Punco derivó en que ese día a la tarde adelantásemos la atención en el colegio parroquial por parte de los médicos, y al terminar esta visita, las rotantes atendieron en la Guardia del hospital de Suncho, supervisadas por Claudia. Al mismo tiempo, Manuel volvía a Buenos Aires como habíamos pactado, para poder retomar su trabajo al otro día. El tema central fue, como en la mayoría de las escuelas, mejorar la alimentación de los niños, sumando frutas en su dieta, y bajando de las misma las harinas y golosinas.

El cepillado de dientes también es importante en las sugerencias, y seguimos llevando a las comunidades educativas tanto cepillos como pasta dental, para que puedan lavarse los dientes en la escuela y en sus casas.

El jueves las rotantes atendieron nuevamente en la Guardia del hospital de Suncho, supervisadas y acompañadas por Claudia al final de la misma. Almorzamos, descansaron en lo de Claudia, y comenzó a llover copiosamente, lluvia que no paró hasta el viernes a la noche. Tanta agua caída, que ya se está haciendo común en estos tiempos en Santiago, impidió que fuésemos a las tres escuelas que íbamos a visitar el viernes, ya que los caminos a Barrialito, Méjico y Cachi, se hicieron intransitables.

La doctora Wede ofreció visitar Barrialito el miércoles siguiente por la mañana, y le proponemos sumar también la escuela de Méjico, ya que son pocos alumnos.

La doctora Claudia Wede, Raúl y Edu salimos de Suncho a la mañana temprano del miércoles 17 para llegar al paraje de Barrialito, ubicado en el departamento Banda, para que la doctora pueda atender a contra turno a los alumnos del Secundario; doce de ellos fueron atendidos.

Raúl estuvo asistiendo a Claudia para atender a los chicos cargando los datos de cada uno según la medición que ella hacía, en las fichas individuales armadas en la computadora. Estaba también presente Adriana, la profesora tutora del Secundario, que organizaba el ingreso de los adolescentes a la cocina de la escuela, que hacía las veces de consultorio. Diferente que en las otras escuelas, había en general complicaciones de bajo peso en los jóvenes. Con la tutora vimos la posibilidad de darles un adicional de alimentos en el almuerzo, antes de comenzar las clases de cada día.

Nos despidieron y nos fuimos para otra escuela, ubicada en el paraje San Salvador, que lleva el nombre de República de Méjico, en la mitad de un camino de ripio a 12 kms de La Cañada y a 35 kms de Suncho Corral. Un poco más de una hora de viaje desde Barrialito, escuela desde la cual salimos para atender a los chicos y ver a sus familias y a María, la maestra y directora.

Fuimos en la camioneta de la fundación la doctora Claudia Wede, Raúl y Edu, para realizar la atención de los chicos. Son 5 alumnos del nivel Primario. En el rato que estuvimos se los midió a todos.

La medición de peso y talla se hizo por segunda vez en esta escuela para seguir el seguimiento de cada uno de los alumnos. La doctora atendió a los chicos que ingresaron al aula donde los atendió, acompañados de alguno de sus padres.

En general se les sugirió que vayan asumiendo una alimentación más saludable, con menos harinas, para evitar el sobrepeso. También se sugirió algún tratamiento puntual.

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