2017 Agosto, en el colegio parroquial de Suncho Corral, cuando recibieron a los médicos de la UBA.
Colegio parroquial San Miguel Arcángel:
Un jueves intensísimo en el cual ésta fue la tercera escuela en la cual el equipo de 7 médicos de la Universidad de Buenos Aires, atendieron a parte de la comunidad educativa. Con la consigna de que los médicos rotantes no podían atender solos en ningún caso, 3 de ellos salieron al mediodía desde nuestra casa en Villa Figueroa en un vehículo que contratamos y que manejaba Raulito, para llegar a las 13.30 hs a Suncho Corral, y preparar las aulas del colegio parroquial, donde atendieron toda la tarde a los chicos y a sus familias. Hasta que llegó Cristian, médico docente, sólo tomaron y completaron datos de las fichas de la gente, tanto de adultos como de los niños, preparando la atención médica específica que se daría luego.
El otro grupo de la UBA llegó a este colegio desde la escuela de República de Méjico, algo más tarde de las 15 horas, y desde ese momento atendieron por varias horas a todos los que esperaban y a los que iban llegando.
A todos se los entrevistó junto con los padres si hubieran concurrido, se revisó en detalle: se les tomó la presión, se los midió en peso y talla, examen de ganglios, cardiaco, pulmonar, del abdomen; y en casos específicos un examen neurológico (convulsiones febriles, cefalea); a algunos el examen de vista; a algunos se les hizo un electrocardiograma; y se les consultó variadas cosas para determinar su estado de salud. Cada cosa que se realizaba se anotaba en su ficha personal.
En orden y por familia ingresaban para atender a los chicos, y a los adultos de forma individual. Supervisados por el doctor Cristian, se armaron dos grupos de médicos rotantes que atendieron un rato en cada aula, para ver patología pediátrica y de adulto.
La población convocada para ese día es la que forma parte del sector más vulnerable de esta comunidad educativa, y que la fundación ayuda todos los meses con útiles y material didáctico que necesiten. Son 23 familias de las cuales algunas se acercaron para ser atendidas. También se sumaron algunos docentes y directivos. A todos se les completó su ficha médica personal, ya sea para niños o para adultos.
Nos atendieron muy amablemente, dándonos agua para el mate o algo fresco para tomar, para que el trabajo sea más llevadero. Hacía algo de calor, luego de varios días frescos y nublados.
Entregamos la mercadería solicitada a fin del mes de agosto, confeccionamos el remito y armamos la lista de necesidades para el mes siguiente.
Al atardecer, luego de atender a todos los que llegaron al colegio para ser revisados por los médicos, nos fuimos a nuestra casa de la fundación en Villa Figueroa, donde cenamos y descansamos. Muy pero muy merecido tenían el descanso los profesionales, luego de casi una semana de trabajo a full en todas las escuelas y algunas tardes en el hospital.